lunes, 21 de abril de 2008
domingo, 13 de abril de 2008
un muy cutre homenaje
ya hace tiempo del fin de semana de regreso a Ávila para despedir a mi abuelo, pero desde entonces no he escrito nada por aquí y han pasado unas cuantas cosas... Pero lo primero es lo primero y tenía que publicar este homenaje a mi abuelo que escribí mientras todo el mundo estaba en la iglesia escuchando las chorradas del hombre de negro. No sé si molestgaría que no entrara o si alguien se dió cuenta siquiera, pero la verdad me importa una mierda, creo que dedicar esos minutos a pensar y escribir sobre él son mucho más respetuosos que andar levantandose y sentandose al ritmo de las palabras papagayas y sin sentimiento de un señor que no conocía de nada a mi abuelo.
esto es lo que escribí a la puerta de la iglesia:
Él deambulaba
aveces ni eso.
Y me hubiera
gustado tanto
saber tanto.
Aveces hablé
y él contaba
días de servir
a señoritos
y me gustaba
saber un poco.
Algunas tardes
entre sus sietas
y aquellas cenas
parecía ser
y me gustaba
que él fuera.
Pero quería
haber oído
tantas y tantas
historias suyas
de las guerrillas
y cocineros.
De sus recuerdos,
que los inventé
entre sus frases
y muchos sueños,
no la tengo a ella.
Nadie habló
de amor
pero él murió
hace once años
con ella.
Sus ilusiones
su corazón
su odio...
se fueron
con ella
y es sólo
recuerdos
prohibidos
y risas
muertas.
Y aún era él
entre sus siestas
y algunas cenas.
Aún era
si podía ser
sin ella.
esto es lo que escribí a la puerta de la iglesia:
Él deambulaba
aveces ni eso.
Y me hubiera
gustado tanto
saber tanto.
Aveces hablé
y él contaba
días de servir
a señoritos
y me gustaba
saber un poco.
Algunas tardes
entre sus sietas
y aquellas cenas
parecía ser
y me gustaba
que él fuera.
Pero quería
haber oído
tantas y tantas
historias suyas
de las guerrillas
y cocineros.
De sus recuerdos,
que los inventé
entre sus frases
y muchos sueños,
no la tengo a ella.
Nadie habló
de amor
pero él murió
hace once años
con ella.
Sus ilusiones
su corazón
su odio...
se fueron
con ella
y es sólo
recuerdos
prohibidos
y risas
muertas.
Y aún era él
entre sus siestas
y algunas cenas.
Aún era
si podía ser
sin ella.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)