Y hoy no he ido al trabajo, quizá mañana tampoco. Me llamaron y dije que estaba enfermo. Y alguien que cuando estoy vivo vive conmigo me ha dicho que sabía que no era verdad. Pero nunca he estado tan enfermo. Nada me duele. Nisiquiera el vacío del estomago de tres días sin comer. Y mi mente recuerda el pasado, cuando el "estoy vivo pero estoy ardiendo" de amor y odio sonaba sin cesar. Pero sé que ya nunca volveré allí. A la falta de ilusiones, al ateismo vital. Ahora soy yo. Ahora me conozco. Ahora me acepto. Ahora me gusta estar sólo. O eso creía. Bastó un sólo segundo de aquella sonrisa y aquel vestido para convertir mis sabidurias en creencias. Y sólo un par de gestos más y la intuición de sus muslos para creer que ya nada creí. Creía ser alguien. Creía ser independiente. Creía conocerme. Creía disfrutar de mí mismo. Creía poder vivir sin amor. O eso creía creer. Creía haber superado mi Mireille como creía recordar todo lo que había leído de Cortazar. Lo que faltaba es que además compartieramos a don Julio. Ya no podgé acostagme con mi amigo Julio susugando al oido sus palabgas sin pensag en ella. Hasta eso me arrebata. Releo el relato de Javier y Mireille y descubro nuevas cosas entre las palabras del barbudo rayado. Y entonces me paro a repensar que cada vez que vuelvo a leer algo lo leo de nuevo. Nada me parece como ayer. Yo no soy como ayer. Pero tampoco soy ella, asique no sé si su simil enmarcaba tambien esos recuerdos entre náuseas de nuestros encuentros. Si nunca habrá mas cabañas o escaleras. Si su Mireille nunca disfrutó. Si nunca quiso a Javier. Ni un segundo. Si ella realmente era como Mireille, como Javier, y se dejaba llevar por el "uso y los acatamientos". Y me pregunto si tiene razón. Si somos como las dos caras de la medalla. Y comienzo a odiar ese relato. Y me empieza a cargar Cortazar. Ya ni don Julio, ni amigo Julio. Y pienso en borrar sus susurros del pipo. Pero entonces me viene a la cabeza su punzante "En Javier hay solamente un sentimiento de castigo, pero qué quiere decir castigo cuando se ama y se desea, qué grotesco atavismo se desencadena ahí donde estaba esperando la felicidad, por qué antes y después este presente Eileen o María Elena o Doris en el que un pasado Mireille le clavará hasta el fin su cuchillo de silencio y de desprecio". Y me arrodillo ante su verdad que es la mía. Y le alabo. Y no le chupo la poya porque su cadaver está muerto y lejos. Y odio esa verdad. La suya. La mía.
Y el amor vuelve a ser odio y luego otra vez amor. Y Layne ahora canta en la voz de Miguel y su boca muerta. Y deseo tener fuerzas para poder vivir hasta el fín con ese cuchillo penetrando cada vez más adentro. Para que la aguja que ayer lo hizo hoy no vuelva. Para que las ilusiones que me inventé sean más fuertes que su cuchillo denuevo. Para que el sedante marrón no vuelva y la tentación violenta se esconda.
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2 comentarios:
qué lindo...
...y que afortunada quienquiera que sea...
SeTa*
Afortunada? no lo sabe ella bien. Si aprendiéramos a apreciar de verdad a quién ama tan profundamente cuánto mejor nos iría.
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